Aumenta la preocupación en la industria hípica por políticas de inmigración

Desde que el actual Presidente de Estados Unidos Donald J. Trump asumió su segundo mandato el 20 de enero de este año, las ordenes ejecutivas al respecto sobre el tema de la inmigración ilegal se han puesto en práctica a lo largo y ancho del país. Y aunque el hipismo no escapa a ello, la mayoría de los trabajadores que hacen vida en los establos cuyos documentos y estatus de visado necesitan legalizarse mucho más, los mismos no están exentos a dichas políticas.
Por ello, la incertibumbre ahora ronda los establos de los hipódromos de Estados Unidos. Después de lo sucedido en la pista de Delta Downs durante la temporada de carreras de cuarto de milla, donde fueron arrestados más de 80 trabajadores por agentes identificados como del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE en inglés), de acuerdo a una noticia publicada por Matt Hegarty de Daily Racing Form, aunque este ha sido un caso aislado,la preocupación no deja de percibirse entre los entrenadores y trabajadores de cada establo.
En una conferencia realizada en Saratoga relacionada con las carreras de caballos y juegos de azar, varios ponentes incluyendo el entrenador Gary Contessa, hablaron sobre el tema migratorio y como todo esto ha venido sacudiendo la industria hípica. Los entrenadores ahora deben tener una ejecución perfecta en la documentación de sus trabajadores, cuyo mayor porcentaje son extranjeros.
Las visas denominadas H-2B para trabajadores temporales no agrícolas, son las que aplican para los empleados que hacen vida en las diferentes cuadras. Durante años, la denominada “mano de obra” es de origen extranjero y su situación legal en Estados Unidos ha estado sujeta a altibajos, pero ahora el actual gobierno no permite titubeos y los entrenadores así como los trabajadores, deben cumplir con lo establecido. De lo contrario, estarían sujetos a la deportación.
En cita de otro artículo de Matt Hegarty, las declaraciones de Gary Contessa fueron una daga en el corazón para muchos: “Puedo decir honestamente que no he visto a ningún empleado estadounidense buscando trabajo en el sector de establos en los últimos 20 o 30 años”, apuntó. “Recurrimos a trabajadores de otros países porque son la mejor ayuda”. Su comentario contó con el respaldo de otros ponentes presentes en dicha conferencia: Leonard D’Arriga, abogado experto en temas de inmigración y Eric Hamelback, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Beneficencia y Protección al Trabajador Hípico.
El tema va mucho más allá de las 33,000 visas H-2B que son otorgadas semestralmente. Los trabajadores de los establos son una columna muy importante para todo el turf estadounidense y cualquier aplicación severa de las políticas de inmigración en contra de ellos, afectaría enormemente la continuidad del espectáculo de las carreras en muchos casos. Dichos empleados ahora sienten temor de salir del área de establos, pues “en teoría” ICE no tiene permitido el acceso a dicho sector de los hipódromos sin una respectiva orden judicial. Las visas H-2B tienen también impacto directo en el sector agrícola de Estados Unidos.